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¿Por qué necesitamos habilidades sociales?

Cómo nos expresamos, cómo nos sentimos o cómo actuamos ante determinadas situaciones: las habilidades sociales son comportamientos que adquirimos durante la infancia o etapa de crecimiento y que con el paso del tiempo acaban configurando nuestra personalidad.

Estos comportamientos reciben el nombre de habilidades sociales, y si las tuviésemos que definir, podríamos decir que son aquellas facilidades o aptitudes que tenemos las personas a la hora de comunicar nuestros pensamientos y sentimientos de manera asertiva, sin que puedan molestar u ofender a alguien.

Una persona con buenas habilidades sociales busca conseguir sus propias metas, pero también tiene en cuenta los intereses de las otras personas, y cuando entran en conflicto intenta encontrar, en la medida de lo posible, una solución satisfactoria para las dos partes. Las relaciones interpersonales acaban siendo una necesidad muy importante en nuestras vidas, ya que suponen una gran parte de nuestro bienestar emocional y también suponen un foco importante de estrés y conflictos si no se desarrollan de manera correcta.

Teniendo en cuenta que estas capacidades comienzan a desarrollarse desde pequeños, es fundamental prestar atención a los más jóvenes en su desarrollo social, dado que las habilidades sociales serán imprescindibles en su adaptación al entorno en el que desarrollarán su vida personal, laboral y social. Además, estas habilidades ayudan a configurar nuestra personalidad y se convierten en herramientas que se usarán posteriormente en la etapa adulta.

En cuanto a las principales habilidades sociales a las que nos referimos, son las siguientes:

  • Empatía. Es aquella capacidad que tiene la persona para ponerse en el lugar de otra persona y comprenderla.
  • Es aquella capacidad de defender sus propios derechos y opiniones sin herir o molestar a los demás.
  • Comunicación. Es aquella capacidad de expresar y escuchar.
  • Es aquella capacidad de interpretar las creencias y sentimientos propios y controlar los impulsos.
  • Cooperación. Aquella capacidad de colaborar con los demás para conseguir un objetivo común.
  • Resolución de conflictos. Es aquella capacidad que tenemos las personas para interpretar un determinado conflicto y sacar alguna alternativa de solución al mismo.

La carencia de este tipo de habilidades sociales puede provocarnos ciertas limitaciones a la hora de comunicarnos con los demás, incapacidad de expresar nuestros sentimientos o incluso podemos llegar a entrar en conflicto con nuestros seres queridos por el simple hecho de ser incapaces de poder dar una solución ante determinadas situaciones. Esta falta de habilidades pues, se acaba convirtiendo en todo tipo de trastornos que dependerán del paciente. Los más habituales son:

  • Trastornos en el estado de ánimo. Se caracterizan por la alteración del humor de la persona, sintiendo tristeza, pérdida de la ilusión, episodios maníacos, trastornos bipolares, ansiedad, depresión, etc.
  • Trastorno de ansiedad. Se caracteriza por la presencia de angustia y preocupaciones de manera excesiva en la persona.
  • Trastornos adaptativos. Son aquellos que se caracterizan por existir una respuesta psicológica a uno o diversos estresantes identificables que comportan la aparición de síntomas emocionales o de comportamiento clínicamente significativo.
  • Trastorno de la personalidad. Son aquellos patrones permanentes de comportamientos que se adaptan a las expectativas de la cultura de la persona.

Cuando estas situaciones suponen un trastorno la mejor forma de poder eliminar sus efectos es mediante terapia en manos de un especialista, para que la situación no vaya a más. Es por eso que en Centro Neurona llevamos a cabo una evaluación completa de cada caso y trabajamos para ayudar a mejorar la vida de las personas.

 

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